lunes, 5 de noviembre de 2007


10 comentarios:

Fernando Peregrín dijo...

Puesto que si está de Dios que lo nuestro acabe en boda, me permitirá, mi adorable amiga Cristalina, que le sugiera un lugar divertido, elegante, romántico, distinguido, exclusivo y señorial para empezar a disfrutar juntos, usted y yo, de los encantos y placeres de su nueva vida de bígama casquivana y frívola.

Por lo demás, aquí le dejo unas flores en señal de mi respetuoso y sincero afecto y de mi más distinguida consideración.

Anónimo dijo...

De Las Vegas nada:
Aquí, lo único que se está "en juego" es un cese súbito de una Vida Laboral, el carpetazo de un expediente académico y el brusco cese de una vida orgánica en particular (excepto la bacteriana, que puede dar todavía juego durante un tiempo)
No sé si lo pilla Vd., caballerete del 3 al 1/4, o le tengo que hacer un croquis con una hoja de afeitar.
Suyo afectísimo etc.

Fernando Peregrín dijo...

Acepto, a regañadientes, mi querida Cristalina, y me conformo por hora con que en lugar de proporcionarme una dirección de e-mail secreta para que podamos seguir nuestro idilio con toda discreción y apasionamiento y lograr así acabar un buen día en Las Vegas, pongo por ejemplo, se haya abierto usted este magnífico, entretenido y brillante blog propio, discretamente oculto a la curiosidad de los blogueros cotillas de la corrala de vecinos de don Santiago, con lo que al menos puedo flirtear con usted y tirarle los tejos descaradamente sin las miradas celosas de ellas y las envidiosas de ellos. Pero que se haya usted traído también a este apartado rincón de Internet a su legítimo esposo, no me parece oportuno ni elegante ni práctico. Por muy buen chico que diga usted que es, por muy inofensivo que me lo ponga y por mucho que me asegure usted que no se entera de nada porque tiene la cara siempre escondida detrás de una pantalla. Para mí, de toda la vida, un "ménage à trois" sólo me ha funcionado a plena satisfacción cuando yo he sido el único ingrediente masculino de ese delicioso y exquisito guiso de carne.

cristalina dijo...

D. Fernando: agradezco enormemente que se haya dignado a entrar en este mi humildísimo blog y aún más los epítetos que sin lugar a dudas no merece, que le ha dedicado. Agradezco también las preciosas flores que me ha enviado y que están ya colocadas en lugar preferente y con bonito florero. Pero, hombre, pensar que un blog de acceso público es un discreto apartado, un gabinete oculto, vamos …un “nidito de amor”… parece mentira en una persona que como vd conoce la red al dedillo.

No seré yo, quizás por pudor o por miedo o por ambas cosas quien ponga una dirección de correo en un lugar de acceso público.

Por otro lado, nuestra común amiga Louella le paró los pies muy bien parados hace un par de días. Habrá de reconocer vd que semejante terminología no es la más adecuada, se siente una como en un rebaño de ovejas, cosa que quizás pudiera llegar a ser agradable dado lo exótico de la vida rural, pero nunca en calidad de oveja.

Lo de ir a Las Vegas qué quiere que le diga, veo que a vd no le importa que haya otro mientras se mantenga escondidito y no moleste (se habrá dado cuenta de que no es nada fácil) señal de que tiene vd con toda probabilidad el suficiente talento como para llevar alegremente un trío o quién sabe, un tetramonio, que los hay, créame. Pero me temo que en ese aspecto yo soy más limitada, y si ya me resulta harto trabajoso uno (porque mire que dan quebraderos de cabeza, eso sí compensados con otras satisfacciones que no voy a trer al caso) no sé qué pudiera ocurrir con una como vd dice biandria.

Por cierto, ha acertado: soy vasca.

Fernando Peregrín dijo...

Me alegro, querida Cristalina, que le gustase mi regalo de recién llegado a su acogedor blog. La verdad es que las dos señoras, la Sutherland y la Horne están estupendas -- cierto que no en su mejor hora, en sus momentos de mayor gloria y esplendor, pero que ¡grandes 'belcantistas' han sido ambas! -- y que ese dúo tiene una melodía muy pegadiza y muy conocida (al menos, pera los que nos hemos pasado casi toda una vida viajando en avión y estrechamente relacionados con el mundo de la aviación comercial).

Por supuesto que no soy tan pardillo como para pensar que ha abierto usted un blog para que tengamos en él nuestro nidito de amor. Y que tampoco me lo tomo como una casa de citas, que las hay, y muchas, en cualquier rincón de Internet (algunas, estupendas y muy divertidas; ya le contaré cosas muy curiosas al respecto si algún día si hay confianza suficiente entre nosotros dos). Pero pensé muy contento, ¡inocente de mí!, que podía ser al menos la antesala de ese nidito de amor, el prólogo de un bello y apasionado romance.

Lo acabe siendo o no, sepa, mi querida Principessa Ignota, que desde ya lo considero un lugar muy acogedor donde poder charlar de tanto en cuando con usted, una mujer estupenda y maravillosa, que se me antoja es de las que entra una en un millón de millones de mujeres (o en notación científica, una en 10^12 mujeres; ¡ojo!, no confundir diez elevado a la doce con 10 o 12 mujeres, que también es un piropo, pero 11 órdenes de magnitud más pequeño. Con usted, querida amiga, sólo las magnitudes cósmicas tienen capacidad para dar una ligera idea de su extraordinario encanto y su magnífica simpatía)

Lo de la horterada de la boda en Las Vegas... Que conste que yo jamás le hablé a usted de matrimonio, pues soy alérgico a ello en grado sumo. Pero creo recordar que usted sí escribió algo al respecto, algo así como que alguien o algunos del blog de don Santiago la querían casar a usted conmigo (o a la inversa; no recuerdo bien). Es más, le advertí a usted noblemente de los riesgos que conlleva ser bígama en España en general, y en particular, en el País Vasco. Recuerdo, además, que le hablé de que no soy nada egoísta ni acaparador de mimos y caricias y que consideraba de muy mal gusto tener celos del legítimo esposo de una amante, por lo que no tenía inconveniente alguno -- es más, se lo pediría por favor, de rodillas si fuese necesario -- en compartirla a usted con su marido de toda la vida. Pues sabrá, encantadora Cristalina, o debería saber antes de embarcarse en una aventura de biandria como la que le propongo, que un marido está para que le dé a una esos quebraderos de cabeza de los que usted escribe, para que la saque a una a cenar y al cine, para que le dé a una estabilidad social y económica, para que la lleve a una de viaje y de veraneo, para que le ayude a una a sacar adelante los hijos y la casa... Y un amante está ... para otras cosas. Incluso en un caso como el suyo, en el que reconoce usted misma -- cosa que le honra y me hace valorarla a usted sobremanera -- que su legítimo le compensa los quebraderos de cabeza con satisfacciones que seguramente son más propias de un amante que de un esposo. Mas debo añadir, y se lo digo con nobleza y gallardía, que hay asuntos de las cosas del querer en los que la competencia no sólo no me asusta, sino que me "pone" y hace que dé lo mejor de mí mismo llegado el momento justo y la situación oportuna.

No sé de qué me habla cuando me dice que nuestra común amiga Louella (será amiga suya, pues a mí me no me hace ni caso) me paró los pies bien parados. Me imagino que habrá sido en el blog de don Santiago, del cual es habitual colaboradora esa dama. No lo sé, pues por asuntos que no es el caso detallar ahora, he estado casi una semana sin leer nada de lo que se ha escrito en ese blog, y ahora no es plan de ponerse a buscar esas hazañas de mujer de las que usted me escribe. Pero, entre usted y yo, no me extraña lo que me dice, aunque no entienda nada de nada de eso de que "se siente una como en un rebaño de ovejas, cosa que quizás pudiera llegar a ser agradable dado lo exótico de la vida rural, pero nunca en calidad de oveja." Pues le confesaré que la tal Louella viene a ser como mi asignatura pendiente. Vamos, que me trae a mal traer porque yo bebo los vientos por ella y ella, altiva y displicentemente, pasa olímpicamente de mí.

Ya ve, las cosas del amor y de la vida...

Por cierto: ¿va a ir usted finalmente a la cena que ha organizado don Santiago el próximo 1 de diciembre? Si va, tengo que hablar con usted acerca de esa cena.

Fernando Peregrín dijo...

Se me olvidaba...


Me dice usted:

"Por cierto, ha acertado: soy vasca."

Y yo le contesto:

¡No, por Alá, por Yaveh y por todos los dioses monoteístas y politeístas habidos y por haber! ¡Otra vasca más en mi vida, no, por favor!

Fernando Peregrín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando Peregrín dijo...

Por si me pudiera interesarle, querida Cristalina…

Busco una Novia de Navidad. De repente, me ha apetecido mucho, muchísimo, ¡qué quiere que le diga! No vale cualquier cosa. No acepto sucedáneos. No es una novia para pasar las navidades, sino, repito, una Novia de Navidad (con mayúsculas). Debe ser a estrenar (como amor mío, se entiende; no pido más, porque sé que es un imposible), que me haga mucha ilusión, que vayamos juntos al cine a ver películas que a ella le encanten y a mí me aburran, y que me pase yo toda la proyección haciendo manitas con ella y viéndola disfrutar de una historia de amor y lujo, tonta y romántica. Y que ella me sonría con ternura y chispitas en su dulce mirada. Que le pida un regalo para mí a Papá Noel y que me mire con los ojos líquidos y brillantes mientras abro, fingiendo gran sorpresa, mi regalo, seguramente una cosa absurda e inútil, que sólo a ella se le ocurriría regalarme.

Que paseemos, cogidos de la mano, por las calles iluminadas de Madrid en esos días tontos que hay entre Navidad y Año Nuevo. Que vayamos a cenar a un chino o un VIPS, cosa que odio durante el resto del año y que sólo haría con mi Novia de Navidad. Que nos levantemos juntos, con mucho sueño, y mucho amor, el día de Año Nuevo a ver y escuchar juntos, muy juntos, el concierto de la Filarmónica de Viena que dan por la tele, aunque seguramente no me gustará mucho el de este Año Nuevo que viene. Y que yo le diga que como el de Carlos Kleiber de 1989, no ha habido ni habrá otro. Pero que soy muy feliz escuchando a su lado el bello Danubio Azul.

Fernando Peregrín dijo...

Finalmente logré encontrar y leer en el blog de don Santiago ese comentario de Louella Parsons en el que, según usted, esa estupenda dama vasca me paraba los pies bien parados.

Tras leerlo varias veces, le tengo que reconocer que se queda usted corta, querida amiga Cristalina. No sólo me para los pies bien parados su amiga Louella, sino que tengo que confesar que la estocada que me lanza, seca, directa, certera y profunda me ha tocado limpia y mortalmente, en el fondo de mi corazón.

Podría intentar argüir en defensa de mi destrozada autoestima y de mi arrugado yo que una cosa es el personaje y otra, el hombre que se oculta tras ese personaje. Pero me temo que ante mujeres como ustedes dos, no colaría. Me siento como un crío al que han pillado haciendo lo que no debe y está tan arrugado que es incapaz hasta de mentir.

Reconozco que he metido la pata con usted y con las demás damas que leen y escriben en el blog de don Santiago. Le ruego pues, muy señora mía, que acepte mis más sentidas, nobles y sinceras disculpas y que se las haga llegar a su amiga Louella y a las demás damas que se hayan podido sentir molestas y hasta ofendidas por mi indigna conducta.

Sé que hay cosas que con azúcar están peor. Pero no por ello quiero dejar de decirles a todas las damas que se hayan sentido ofendidas por mi poco cortés y caballerosa conducta, y en especial a usted y a su amiga Louella, que daría el rescate de un Rey por poder declararles mi respeto, consideración y admiración a todas ellas con la misma elegancia, nobleza, gallardía y pasión con la que este gran Alfredo le
declara su amor
a su Violetta, para mí, la más bella declaración de amor que se haya hecho jamás. Se la dedico especialmente a ustedes dos, Cristalina y Louella.

cristalina dijo...

Hombre, D. Fernando. Así que anuncia vd una vacante de Novia para Navidad, y además tendría que ser en Madrid. Ya le adelanto que no podré yo cubrir dicha plaza porque como sabe tengo un contrato a tiempo completo con una excelente persona y verá, no tengo el más mínimo interés y aún menos él de sustituir este contrato por uno a tiempo parcial que me permitiese la práctica de la biandria. Imagínese, porque estas cosas ocurren, qué podría hacer yo si me coincidiesen las horas extras, que las hay y más aún en Navidad, de ambas ocupaciones. Vd mismo ha dejado bien claro que estaría abierto a un menage a trois, eso sí con la exigencia (menudo morro) de que el único hombre sea vd. A mi legítimo, verá, ni se lo planteo porque ni falta que hace al existir de antemano la negativa por su parte.

Oferta vd en su plaza cenas nada menos que en Vips ¡Santo Cielo! ( perdón, había olvidado que es vd ateo) eso sí que iba a ser un baño de espesa muchedumbre, que por otro lado con los fríos de Madrid …. pero deje, deje. Y también promete cenas en chinos, ahí le confieso que soy virgen. Nunca he ido …miento, sí, en una ocasión fui a un chino, pero no me quedé a comer porque nada más entrar me dieron miedo unos enormes bichos parecidos a dragones, que aunque me aseguraron que eran de cartón piedra no las tenía yo todas conmigo. Le aseguro a vd que me miraban a mí.

Aceptadas, supongo que Louella también, las disculpas (ande que no se pone vd barroco) por la inoportuna alusión en el blog de D. Santiago al coto de caza. Olvidado queda por esta parte, y créame, siempre he pensado que detrás del invisible personaje que escribe hay una persona interesantísima.

La cena del 1 de diciembre: a esa cena iré acompañada no sólo de mi novio, sino fíjese lo que le digo y pásmese si quiere, de mi hermano pequeño (8 años para nueve) que además asegura conocerle a vd personalmente. Y no creo que mienta. Yo le animo a que vaya aunque desista de su intención, que ya ha dejado alguna vez caer, de que después de cenar nos vayamos vd y yo solitos a retozar en algún idílico lugar.