viernes, 16 de noviembre de 2007


3 comentarios:

Fernando Peregrín dijo...

¿Le importa que sigamos la conversación debajo de su nuevo cuadro? Así da la impresión de que el blog está más animado y que sus estupendos y originales cuadros suscitan comentarios y debates.

Además, así puedo preguntarle por ese cuadro que ha colgado hoy en la pared noble de esta su casa de Internet (esa que yo pensé, ¡tonto de mí!, que había abierto usted apara que fuese nuestro nidito de amor) y algunas otras cuestiones relacionadas, como por ejemplo, su afición a la pintura y su formación artística.

O por el tema del cuadro de hoy, que si he de serle sincero, se me escapa. Pero me gusta. Aunque creo que el que más me gusta de todos es ese autorretrato suyo, disfrazada de indígena en una isla del Caribe -- me pega más que en una de los mares del sur -- y escribiendo en un ordenador portátil un comentario, quizá en respuesta a uno galante mío, cuando tonteábamos usted y yo en el blog de don Santiago, ¿se acuerda? (es el que corresponde a la portada del día lunes 5 de noviembre).

Sigo muy, muy en serio: me gusta mucho ese cuadro y tengo para mí que podría llegar a enamorarme de la indiana vestida de amarillo, en el caso de que fuese usted. Lo del perro ya me gusta menos, sobre todo después de haber compartido hasta la cama -- y los morritos de su dueña -- con el insoportable perrillo de una novia que tuve este verano en Benidorm.

No voy a discutir con usted sobre uniformes, vestidos o trajes de las azafatas. Pero lo cierto es que no soy capaz de resistir la tentación de decirle, ya que me lo pone usted a tiro, que a mí nunca me ha preocupado si eran uniformes, trajes, vestidos o disfraces de lagarteranas, con tal de que se lo quitaran antes de meterse en la cama conmigo. Me dirá usted que eso me salió caro, pues acabó cazándome una de ellas (la primera no cuenta: era y es el amor de mi vida). Pero ya que hablamos de esposas azafatas, ¿me puede decir qué tiene de malo eso de ganarse el pan con esa profesión? No entiendo lo que escribe usted -- que suena a despectivo -- al respecto de ganarse el pan como azafata (y le diré que no se ganan el pan, o al menos era así cuando yo salía con unas y con otras, sino el caviar, el marisco, los solomillos y los mejores vinos de Rioja). Aunque quizá la entienda a usted, querida amiga, pues yo acabé muy harto de esa vida de hoteles de cinco estrellas, aeropuertos, aviones, cenas en restaurantes de lujo de las ciudades de destino, compras compulsivas, copas a destajo... aunque también, no lo dude usted, para decir la verdad, tuvo muchas compensaciones.

De Aeroflot poco puedo contarle. Creo que he volado sólo un par de veces en los espantosos Tupolev --¡qué mal presurizadas estaban las cabinas de pasajeros! -- y eso debió de ser a finales de la década de 1970 o principios de la de 1980 (a Moscú volaba Iberia y claro, Iberia ha sido durante muchos años como mi propia casa; y a San Petersburgo volé con la Finnair)). Pero me creo lo que me cuenta, pues le podría contar mil anécdotas sobre vuelos y compañías aéreas de medio mundo y de la mitad del otro medio que no desmeren del puchero del vuelo ese de la Aeroflot que usted me cuenta.

Y para que vea que soy un tipo estupendo y que no sólo me interesan—o me interesaron—las azafatas, las citas a ciegas, los ménage à tríos y los ligues con mujeres tan encantadoras y atractivas como me imagino es usted, le voy a recomendar que lea este artículo -- también como el de las azafatas y las citas a ciegas que le indiqué días atrás, del New York Times--. Este es sobre la ampliación del museo del Prado de Madrid, y salvo algunos tópicos -- como que durante el franquismo el museo del Prado estuvo poco menos que afectado de una grave narcolepsia -- me ha parecido muy interesante. Además, recordará usted que hace unas semanas, cuando flirteaba con usted porque pensé que podía haber rollo entre nosotros, comparé sus hombros con los de la Condesa de Vilches, que ahora, al parecer, se puede contemplar como es debido en su nueva ubicación en el ampliado museo.

No he visto aún cómo ha quedado dicho museo del Prado, pero por informaciones que me merecen todo crédito, la reforma debida al arquitecto Rafael Moneo, salvo el borrón rojo de un muro curvo en el vestíbulo de la entrada principal, ha sido un gran acierto. Fíjese, por cierto, en la frase con la que concluye el artículo. Para un enamorado de la pintura de Velázquez como yo me considero, es el mejor elogio que se le puede hacer al responsable de la reforma de ampliación del Prado.

Espero ir uno de estos días, quizá la próxima semana, pues estaré varios días de nuevo en Madrid. Y si no, la siguiente, que también estaré varios días en Madrid. Pero le prometo que en cuanto visite el museo reformado, le haré una crónica en exclusiva para su blog, ¿le "mola", adorable Cristalina?

cristalina dijo...

Estos cuadros que he colgado aquí arriba son dos y no uno como parece, aunque tiene vd razón, amigo D. Fernando: no trabajan bien compuestos de esa manera. Lo cierto es que los he pintado a la vez, podría decirse que son mellizos, y por eso pensé que compuestos así funcionarían, pero no. Están reclamando su independencia y en este caso tienen razón.

Aunque no siempre titulo mis obras pues con ello se pierde una ambigüedad que para mí es parte del juego, para guardarlas en el ordenador es casi imprescindible darles un nombre, algún tipo de referencia que no sea simplemente un número porque después no sabría cómo encontrarlas. Y si le sirve de ayuda, ya que me ha pedido sopitas, a estas dos les he llamado “futuro”.

Me gusta poco hablar de mi obra no sé si por pudor o porque no me llevo muy bien con ella aunque sea parte de mi ser. Sin embargo me resulta estimulante y divertido ver la reacción que provoca en los demás. Se lo decía el otro día a Dª Samantha: colgando la obra del blog pinto con más ilusión ¿sabe? porque hay una tendencia generalizada a pensar que la labor del artista es siempre gratificante, y eso no es en absoluto cierto. Crear algo coherente con uno mismo requiere mucha guerra interna aunque una vez concluido el proceso creativo, el resto, es decir la realización de una obra y el contemplar cómo se va haciendo visible y real la idea que previamente se ha elaborado, batallando con los elementos inesperados que siempre surgen, que los hay buenos y los hay malos, este proceso, decía, y el ver la obra concluida, compensan con creces lo anterior.

No, no es un autorretrato el cuadro de la chica con el portátil – líbrele Dios o quien sea de enamorarse de mí, D. Fernando, nuestro amor es imposible - , aunque no es vd el único que ha pensado eso. Hay gente que me conoce y también lo ha comentado. La modelo femenina más cercana que tengo cuando pinto soy yo, naturalmente, y por eso tenemos ella y yo cosas en común. Sin más.

Para nada me parece despreciable el trabajo de azafata, quizás haya podido dar la impresión pero nada más lejos de mi intención. A veces puedo parecer un poco borde con el teclado. Otra cosa es que me va más otro tipo de labores como esta de la pintura, de la que por cierto no como siquiera un mendrugo de pan, ya ve. Aunque quién sabe, quizás si no me hubiese marcado mi madre desde niña el destino de las Bellas Artes (imposible, aunque en su día lo intenté, resistirme) me habría enrolado de azafata para recorrer el mundo volando.

Y sí, me tendrá vd que contar su opinión de la ampliación del Museo del Prado, porque yo tengo pocas ocasiones de verlo ya que aunque viaje a Madrid por motivos familiares aproximadamente una vez al mes, siempre coincide con festivos o puentes y así está imposible. No lo disfruto. Ni siquiera intentaré ir a verlo el puente de la Constitución, que estaré en Madrid, porque ya me he enterado de que ese día precisamente es gratuíto. Imagínese qué espanto. Esperaré pacientemente a que baje la espuma de la reforma, que ya tendré ocasión.

Además, el cuadro de la Condesa de Vilches, que estaba en El Casón, llevaba creo que más de 10 años guardado. Si Federico de Madrazo levantase la cabeza …

Anónimo dijo...

Querida Cristalina:

me encantan los cuadros que ha expuesto en este blog, especialmente estos dos últimos, y me gustan así, puestos juntos, aunque usted diga que reclaman su independencia.

Quiero ver más!!!