martes, 4 de diciembre de 2007


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Cristalina:

Ya he vuelto de viaje y lo primero de todo es saludarla y felicitarla por los dos nuevos cuadros que me encuentro y que me encantan.

Tras ello, he de reconvenir un tanto a don Fernando Peregrín por la intervención con que me recibe :

“Interesante, instructiva y muy técnica la discusión sobre Jackson Pollock. Se ve que va subiendo por días el "nivel" artístico y dialéctico de este blog”

He de decirle a don Fernando que el nivel artístico de las intervenciones anteriores a las mías en este blog era muy cercano a cero, a no ser que se entienda como arte el flirteo. Precisamente he querido (y creo que he conseguido (si bien más por azar que por mérito propio)) llevar la conversación hacia cuestiones artísticas, introduciendo el debate sobre los precios del arte moderno. He tratado de hacerlo con humor, pero tal vez al comparar el arte de Pollock con lo que pinta mi niño he ofendido al fetiche artístico de don Fernando (intuyo que además se ha puesto algo celoso al irrumpir en este espacio un participante varón). No voy a decir que lo siento porque así le he dado pie para que se explaye y nos ilustre sobre este artista. Y esto último lo digo sin ironía, pues el material de la red que nos proporciona y el debate con Cristalina me parecen muy interesantes.

Eso sí, me quedo un poco con la sensación de que he dado un golpe a la piñata y que en lugar de los juguetes y dulces esperados ha caído un tratado de tringonometría. Así que he buscado un
juguetito
para que, entre Pollocks y fractales, se tomen un respiro (si no saben ruso, no desistan; disfruten simplemente de las imágenes)


Un saludo

Anónimo dijo...

Muy interesante su último cuadro. Me ha gustado mutxo. Esos perritos paseando por el aire me dan que pensar: ¿podría alguien inventar algo semejante para que mi perra no vuelva a casa hecha un asco?
Aspergufio, gracias por colgar ese juguetito. Me pareció un tanto desasosegante, pero ya metida en el tema acabé viendo "El viejo y el mar" que me pareció una maravilla.

Fernando Peregrín dijo...

Me he acordado de usted, querida amiga Cristalina, y de su blog de pintora leyendo hace bien poco el último número de la New York Review of Books. Concretamente mientras leía la reseña de Andrew Butterfield del tercer volumen de la magnífica biografía de Picasso debida a John Richardson (que le recomiendo sin reserva alguna; leí hace algún tiempo el segundo volumen de ‘A Life of Picasso’ y me pareció espléndido -- está publicado en 1996, y no me consta que esté traducido, lamentablemente, al castellano --; se trata, sin duda, de la mejor biografía de Picasso). Pero es que, además, en ese mismo número de la NYRB se publica un interesante artículo, que lleva por título ‘Gold & Geld’, del novelista John Updike acerca del catálogo y de la exposición retrospectiva de Gustav Klimt que se puede visitar estos días, y hasta el 30 de junio de 2008, en la flamante Neue Galerie de Nueva York, e inevitablemente me ha venido a la memoria que días atrás la mención de Jackson Pollock por parte del simpático y agudo escriba de su blog, Asperfugio, me recordó, y así se lo conté a ustedes aquí mismo, otra exposición en Manhattan que me causó honda impresión, aunque no tanta, desde luego, como para que dicho pintor se convirtiera, ¡horror!, ¡qué vulgaridad!, en un fetiche artístico mío.

(Una nota al margen y siguiendo con el asunto de otros comentarios suyos anteriores acerca de los precios que se pagan por las obras de arte. La joya de esa exposición, como nos narra el novelista Updike en el citado artículo, quizá sea el retrato de Adele Bloch-Bauer, por el que el magnate de la industria cosmética, Ronald S. Lauder, pagó, hace poco más de un año, 135 millones de dólares a los herederos de esa gran dama de la sociedad vienesa de principios del siglo pasado. Así que si alguna vez ha comprado usted pintalabios u otros afeites femeninos de la marca Estée Lauder, que sospecho que no, pues me pega que no son de su estilo, ya sabe a dónde ha ido a parar -- o hubiese ido a parar -- parte del dinero que pagó -- o hubiese pagado -- por ellos)

¿Le interesa Gustav Klimt? A mí me gustó mucho durante una época de mi vida de la que guardo los mejores y los más importantes y entrañables recuerdos. Por aquellos años, a principios de la década de 1970, encontré esa compañera ideal con la que todos soñamos para disfrutar juntos de todo aquello que nos gusta, importa, emociona y conmueve del amor y de la vida en general. A mi lado, ella descubrió la música de otro Gustav, también austriaco, el compositor y director de orquesta Mahler, estrictamente coetáneo de Klimt. Aún conservo el primer regalo que me hizo ella: el álbum de las sinfonías de Mahler dirigidas por Rafael Kubelik, diez discos de vinilo de los de entonces. En la portada de la caja figuraba una reproducción de uno de los más célebres cuadros de Klimt: El beso.

La relación entre Klimt y Mahler tiene, sobre todo, nombre de mujer: Alma Marie Schindler, pintora como usted (fue, además, compositora de cierto mérito). Qué mujer más extraordinaria y fascinante debió ser esta vienesa tan bella como sensible, inteligente, instruida, refinada y culta, que, además, elevó a la categoría de arte la infidelidad conyugal y el ‘ménage à trois’ (cosa que usted intentó hacer, figurativamente, ¡por supuesto!, en ese estupendo, original y divertido cuadro suyo del 13 de noviembre pasado y que "ha colgado" en este su blog; claro que Alma Mahler no tenía, ni mucho menos, pinta ni actitud de timorata, recatada y mojigata colegiala como la pobre y asustada mujer de Bilbao que usted pintó entre dos hombres).

Inspiró a su entonces marido Gustav Mahler uno de los más bellos y logrados temas melódicos que se hayan compuesto jamás: el del ‘adagietto’ de su Quinta sinfonía, , según el propio compositor, un retrato musical de su esposa Alma Marie (que popularizó Luchino Visconti al usar y abusar de esa hermosa música en su sentimentaloide, tedioso y amanerado melodrama ‘Muerte en Venecia’, que tanto impresionó a un Alfonso Guerra con traje de pana y ensoñaciones de intelectual a la moda).

Al poco de casarnos, esa mujer que me regaló la citada grabación completa de las sinfonías de Mahler y quien ha sido, sigue y seguirá siendo el gran amor de mi vida, y yo pasamos unos días estupendos, extraordinarios, inolvidables, de ensueño en Viena. Estuvimos toda una mañana visitando la Österreichsche Galerie en el palacio del Belvedere, museo en el que se encuentra, entre otras obras de Gustav Klimt, la que nosotros considerábamos "nuestro Klimt", ‘El beso’.

Y gracias a un azar impagable del destino, una de aquellas tardes que pasamos ella y yo en Viena escuchamos juntos, en el Musikverein, en la misma sala en la que, año tras año tiene lugar el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, la Novena sinfonía de Mahler --compuesta, no sé si sabrá usted, se suele decir que ‘sub specie mortis’, lo que resultó ser, mire usted por dónde, una especie de presagio del cercano, prematuro y trágico fallecimiento de mi adorada compañera --, dirigida admirablemente por el inolvidable Leonard Bernstein, al frente de unos entusiasmados, entregados y virtuosos Wiener Philharmoniker. Quizá por todas estas cosas que hoy le cuento, querida amiga, si alguna vez me ofrecieran el equivalente laico y ateo al último santo sacramento, pediría sin duda alguna, que como despedida de esta maravillosa vida, y antes de perderme resignadamente en la nada, poder escuchar, por última vez, el ‘morendo finale’ de la Novena sinfonía de Mahler (si escucha usted con atención esa música que se desvanece estoica y bellamente en el silencio y lo que dice de ella Bernstein, es muy probable que entienda por qué).

Anónimo dijo...

Bueno, bueno

me he pasado por aquí, después de que un conocido suyo y mío me diera la dirección de este blog. He de decirle que es la primera vez que escribo en un sitio de estos y no sé que pasará a la hora de enviar estas letritas, espero estar a la altura y conseguir pulsar en el botón adecuado.

Muy buenos e interesantes todos los cuadros que se ven en este rincón artístico, me ha gustado sobre todo el de magia, esa levedad...da cierta envidia, parece que esto de ir ligero le gusta a usted, lo digo también por el último de los perritos, la fuerza de rozamiento es prácticamente nula y se ahorra bastante energía, es bastante lógico. Bueno le tengo que dejar, pues tengo obligaciones que cumplir, espero que podamos llegar a tutearnos debido a que pueda convertir en asiduas mis visitas. Por cierto lo de galdonia tiene también que ver con todas las ramificaciones de gandul.

Anónimo dijo...

Me alegro, Frida, de que le haya gustado mutxo el Viejo y el mar. La verdad es que este tal Alexander Petrov es genial. Según he leído, hace las ilustraciones para sus animaciones al óleo.

Estoy seguro de que a usted, Cristalina, que pinta esos cuadros tan hermosos y sugerentes, le apetecerá enormemente visitar la exposición de Gustav Klimt en Nueva York de la que le da cuenta Fernando Peregrín. Pero me imagino que una artista como usted cuyas obras sin duda no llegan a cotizarse ni a una diezmilésima de las de Pollock o Klimt no tendrá recursos sobrados como para escaparse a Nueva York sin más preocupaciones que quién le cuida el gato.

Como tengo vocación de mecenas, acabo de rellenar un boleto de la bonoloto (se puede hacer por internet) y me comprometo a financiarle el viaje con la mitad de lo que me tocara. A continuación le copio los números que he rellenado (dos columnas) para que usted misma pueda estar atenta al sorteo y vibrar de emoción:

1,11,21,23,33,44
2,12,22,24,34,45


¡Suerte!

Anónimo dijo...

¡Vaya, qué decepción! ¿Quién iba a imaginarse que iba a salir el 6 o el 26 o el 28, en lugar del 1, el 11 o el 21, números mucho más coherentes y oportunos, o que iba a ser seleccionado el 40, que todo el mundo sabe que es número gafe? Sólo hemos coincidido en el 33 (lógico; la edad de Cristo (como si Cristo sólo hubiera tenido una edad (pero es lo que se suele decir))) y en el 45(pero cada uno en una columna distinta) En fin, Cristalina, lo siento mucho. Ya que parece que por el momento no le he podido facilitar el ir a Nueva York a ver esa interesantísima exposición de Gustav Klimt de la que le informaba Fernando Peregrín, y dado que mi capacidad como mecenas es muy limitada, le sugiero esta otra interesantísima
> exposición
en Madrid, que le pilla más cerca de Bilbao (donde entiendo que reside) Si se anima a venir, le ofrezco, en firme y sin necesidad de depender del azar, un chocolate con churros en San Ginés, histórica chocolatería cercana a mi casa; no vendrá mal después de exposición tan fría.


Saludos

cristalina dijo...

Sea vd bienvenido a este blog, D. Garbanzo, y me alegro de que le guste la obra que voy colgando. Si le ha gustado el cuadro de la magia vamos bien porque es el último que he pintado. Y tiene vd razón, ya cansa el estar desde que uno nace hasta que se muere sometido siempre a esa misteriosa fuerza que es proporcional al tamaño de nuestro cuerpo. No estaría mal disfrutar de vez en cuando de unas vacaciones gravitatorias.

Asperfugio, ya ve, en su ausencia he colgado un par de cuadros más, aunque después he sido yo quien se ha ido de viaje y ni siquiera he abierto el blog.

Un tratado de trigonometría tras romper una piñata puede tener bastante atractivo aunque mejor quitarse de debajo sobre todo si es una edición de pastas duras. Sin ir más lejos, Isaac Newton se serviría de alguno para enunciar su Ley de la Gravitación Universal, esa que tanto nos pesa y que hace que Frida, a quien también saludo y doy las gracias por haber aparecido en este blog, sienta una sana envidia de los perros ingrávidos de la última obra que he colgado.

Muy buena la animación de Petrov, sí señor, y para agradecérselo hágame vd el favor de disfrutar con El Sol del Membrillo.

Qué decirle, D. Fernando, de Gustav Klimt, no creo que existan dudas de que fue un magnífico pintor, que a partir de cierto momento de su trayectoria descubrió que la ornamentación exquisita puede formar parte de la composición, no ser un simple complemento, y dar un juego fantástico. Es triste pensar que los nazis se cargaron una parte importantísima de su obra.

De todas formas me considero en fase de desintoxicación de este autor porque ha estado de moda hace no mucho y al menos a mí me han atiborrado. Lo mismo me ha ocurrido con Mozart, que aún me retumba en la cabeza el cacareadísimo por todas las esquinas “año Mozart”

En cuanto a la obra mía que menciona sobre la tentación o la infidelidad o quizás, por qué no, el menage a trois, le diré que no creo que hubiese funcionado si en lugar de esa sencilla mujer que he pintado hubiese colocado un retrato o una interpretación de Alma Mahler. Observe si no cómo he conseguido que le llame la atención. Además, por estructura del cuadro necesitaba justo ahí una masa oscura que ha sido precisamente ese vestido negro.

La verdad es que hace muchos años que vi Muerte en Venecia y no recuerdo que me hubiese causado esa impresión tan negativa que cuenta vd.

Es acertado sustituir la extrema unción por una última de las escasísimas voluntades que en esos cruciales momentos aún se pueden llevar a cabo. Escuchar una música sublime que sea capaz de trasladarnos a algún momento especialmente bueno de lo que ha sido la vida es, si es que no se ha perdido ni la consciencia ni por supuesto el oído, una de ellas. Me apunto.

Vaya, Asperfugio, no sé por qué, pero me daba en la nariz que no iba a tocar. De todas formas acepto el chocolate calentito de San Ginés con sus churros para compensar lo helador la exposición que me recomienda. Y siga jugando.

Anónimo dijo...

¿Ha tenido usted un chivatazo? ¿Alguien le ha comentado, Cristalina, lo mucho que me impresionó en su día El sol del membrillo? ¡Qué película!

Por supuesto, me impresionó negativamente. ¡Qué película! (si se puede llamar película (soy de la opinión de que no todo celuloide impresionado es necesariamente una película)) Con este trozo de celuloide impresionado me ocurre lo que al niño del cuento de El traje nuevo del emperador. Es difícil encontrar a alguien que se precie de ser medianamente culto, y más si se declara aficionado al cine, que mantenga que la película es mala o, simplemente, como mantengo yo, que no hay película.

De verdad, ¿ha tenido un chivatazo? ¿Alguien le había dicho que El sol del membrillo era mi bestia negra?

Si quiere una película sobre un pintor realmente buena, le recomiendo el episodio de Historias de Nueva York (largometraje hecho con tres cortos de distintos directores) dirigido por Scorsese y titulado “Lecciones de vida” Aparece un pintor muy a lo Pollock, que, por cierto, si mi memoria no me falla (lo cual por otra parte es muy posible), escuchaba la canción “When a man loves a woman” mientras pintaba, tal como nos contó Fernando Peregrín que hacía Pollock; o al menos, cuando yo pinché en el enlace que don Fernando nos ofrecía, se me representó Nick Nolte (el actor que hace del pintor en esa película) escuchando en su estudio a todo volumen en un radiocasette totalmente manchado de pintura ese tema. En todo caso, si no la han visto, recomiendo a todos los que se paseen por aquí que se la pidan a los Reyes Magos. Además, el episodio que dirige Woody Allen es muy divertido. Eso sí, el que dirige Coppola es prescindible.

Saludos

cristalina dijo...

Amigo Aspergufio, El Sol del Membrillo me pareció una película, vaya si lo es, no me cabe la menor duda, creo que es un documental quizás algo fuera de la norma, no sólo preciosa sino muy interesante, aunque si he de ponerle alguna pega creo recordar que desmerecía mucho al final el haber incluido también la pintura de la mujer de Antonio López, que la verdad no venía a cuento.

Hace años que la vi y, a diferencia de otra película que mencionaba el otro día D Fernando de la que apenas recuerdo nada, de ésta me quedó una impresión especialmente buena. No sólo por haber mostrado el proceso creativo y de elaboración en un pintor que me gusta tanto, sino por esa manera de retratar el tiempo.

El buen cine, según mi humildísimo criterio, entre otras cualidades menos importantes ha de tener la de proporcionar un debate interno, un algo sobre lo que, vista la película, se pueda meditar. Y ésta venía cargada de motivos como la imposibilidad por parte de un pintor que es conocido por su capacidad de plasmar hasta las vísceras del alma, de cosa tan simple (en apariencia, claro) como detener el tiempo. Recuerde, Asperfugio, que la película era una constante alusión a su paso.

En el youtube que ayer colgué especial para vd precisamente aparecía la escena donde, rememorando López y otro pintor, Enrique Gran, quien por cierto murió hace unos años en un incendio de su estudio, pobre hombre, sus inicios en pintura, hacen alusión a una foto en un intento de regresar a aquel tiempo pasado, de detenerlo si fuese posible.

¿Que técnicamente tiene fallos? pues puede, tendría que volverla a ver para analizar ese aspecto. En su día lo cierto es que no le di ninguna importancia.

¿Que mi opinión sobre la película no puede ser objetiva porque al ser del gremio mi interés por la lección de arte supera a la película en sí? tampoco. Ya ve que acabo de exponerle un poco más arriba alguno de los motivos que en su día me hizo calificarla de manera más que positiva.

Y podría seguir pero no lo voy a hacer por dos motivos: el primero de ellos por no aburrirle ni a vd ni al resto del personal, y el segundo precisamente porque a mí, como a Antonio López y quizás alguna otra persona más, también me resulta imposible detener el tiempo.